En esta mañana que empieza temprano (5 a.m)me desperté recordando un sueño.

Era por un lado una entrevista al director de la empresa, por una de las más reconocidas mujeres en el mundo de las noticias, Carmen Aristegui.

Por el otro lado las mismas preguntas las iba respondiendo también Yo, como si fueran a comparar y evaluar el cambio generacional en la misma empresa.

A la pregunta que tenia que ver con ¿Qué era lo más importante que habíamos aprendido en el ámbito del trabajo, para aplicarlo en las empresas? mi respuesta en el sueño me sorprendió y por eso la escribo;conteste algo como lo siguiente:

«Hay que aprender a empezar agradecidos y lograr terminar agradecidos»

Esta respuesta abarcaba tantas cosas, era tan amplia en su aplicación y tan profunda y exacta en sus resultados.

Es decir, implicaba que en los encuentros con las personas , aún en los difíciles, el poder empezar ambos agradecidos con el encuentro y levantarse o terminar el encuentro agradecidos ambos por dicho encuentro, significaba que hubieran llegado a la descisión que llegaran, había prevalecido el respeto por el otro ser humano, mutuamente.

Implicaba a nivel de espíritus un agradecimiento por dicho encuentro por haber sido reconocido como un encuentro que fué para bien.

Imaginémonos un encuentro con un deudor a quien no le hubiéramos abonado a la deuda, al que no hubiéramos tenido la atención de siquiera llamarlo para disculparnos por el atraso; y que desde su punto de vista la solución que le quedara fuera exigirnos en otro nivel el pago (llamémosle por medio de un abogado o interventor; cómo aplicaría la máxima del titulo.

En lugar de molestarnos con el hecho y tratar de trasladar la molestia de no haber cumplido con nuestras deudas, tratando de justificar que no ha llegado un traspaso que pudiera hacer posible el cubrirla, imaginemos lo siguiente.

Agradecer desde otro nivel( espiritual) por la oportunidad de dicho encuentro en el que podemos aprender y avanzar en nuestro camino ambos; Significa autocontrol para no desbordar las emociones negativas(temor,enojo,étc) de tal manera que nos quede un mal sabor de boca del encuentro y por lo tanto no terminar agradecidos; significa estar en un tono conciliador, abierto a escuchar y entender la posición del otro;también significa buscar sinceramente una solución o un camino que ayude en la dirección correcta de la solución; y sobre todo significa el llegar a un punto en el cual ambos terminen agradecidos de ese encuentro por haber sido provechoso para el camino de ambos en términos del profundo significado de para lo que estamos aquí…

En un encuentro así, ambos saldan deudas a nivel espiritual(algunos le llamarían Dharma)

En un encuentro generador de «Dharma» el agradecimiento es la palabra que mejor describe el estado anímico en que debemos estar.

Ahora reflexionemos, ¿A quién le debemos más en nuestras vidas? ¿Quién es nuestro mayor acreedor? ¿Y si viéramos a los demás como interventores, representantes de dicho Acreedor?

¿Y si nos dijeran? :» Todo aquello que hagas con el más pequeño de tus hermanos, me lo estas haciendo a Mí», «Todo aquello que abonen con sus hermanos, me lo han abonado a Mí»

¿Cuántas veces hemos dejado en el olvido a nuestro mayor acreedor?

¿Cuántas veces hemos rechazado a sus representantes(nuestros hermanos)con encuentros con indiferencia?

¿Qué tan seguido nos olvidamos de nuestro mayor acreedor debido al engaño de que tenemos el derecho de usar nuestro libre albeldrío para fines particulares y egoístas olvidando nuestras deudas?

Es como despilfarrar un capital que no era totalmente nuestro, posiblemente ni siquiera era nuestro.

Tan claro como el que decidió (Con su libre albeldrío)enterrar el talento que le habían dado en custodia para hacerlo crecer.

¿Cuantas veces inconsciente o conscientemente enterramos los talentos que nos han dado en custodia y lo hacemos en aras de ejercer el supuesto derecho del «libre albeldrío»?

Y alguien podrá decir ¿y entonces tenemos o no tenemos libre albeldrío?¿Somos o no libres? como si fuera la misma pregunta.

Tenemos libre albeldrío para hacer con los talentos prestados todo aquello que consideremos será de provecho y de la forma como consideremos mientras crecer dicho capital sea nuestro objetivo.

No nos ha sido dado el capital o los talentos para enterrarlo o dilapidarlo por intereses egoístas y particulares, y si lo hacemos aun lo poco que nos quede nos será quitado.

Es decir la mejor actitud como director es saber  que el capital no es suyo y que debe buscar y poner su mejor esfuerzo en hacerlo crecer para el día que lo requieran sus verdaderos propietarios y entonces será digno de que se le confié un capital mayor.